Anoche extravié el par de botas que necesitaba
el que sabía el camino recto
con el que salían solas las palabras.
Y me he perdido
y siento que no hay rumbo,
que me he metido en una espiral con trágico final.
Soy humana
y reivindico mi derecho a cometer errores
-odiándome por ellos-.
Soy un trazo irregular
Cada día un grado más torcida,
doblada en un ángulo de obtusa gravedad
plegada, mancillada y regida
por reglas que no funcionan
ni untadas con mantequilla.
Ya no hay Dorothy en Oz,
no hay mago al que pedir imposibles
ni brujas buenas que arreglen el cuento.
Los limites de los demonios
se desdibujan con los años,
los enemigos
quizá no son tan malos.
Y tú me miras
con las pupilas llenas del ultimo refugio
de los finales felices del cuento,
¿cómo puedo destrozar
el corazón del único héroe bueno?
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