el vapor amaderado
del té con autocompasión
Como los dedos que se hunden,
imitando a mis sentimientos,
en el pelaje de un felino,
en las lagunas de recuerdos.
Y el vendaje mental
colocado estrategicamente
para chocar una y otra vez
se empieza a despegar.
No queda nada real
por lo que llorar,
la modernidad
ha asesinado con alcohol
a la humanidad,
veneno celestial.
Malas noticias Freud,
no hay nada más que analizar
todo es enfermedad.
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