Recuerdo encontrar un día
esa mirada infinita
esa mirada infinita
que acabaste perdiendo para siempre.
Como cuando escribías
Como cuando escribías
pedacitos de tu historia imaginaria
esperando que al tocar el papel,
esperando que al tocar el papel,
las palabras en tinta fuesen algo reales.
O cuando hablabas de lo difícil que te resultaba
quitar la ropa interior a cualquiera
evitando referencias
O cuando hablabas de lo difícil que te resultaba
quitar la ropa interior a cualquiera
evitando referencias
a la dificultad que te supone
despojarte de la tuya propia.
Como las seis vidas que te arrancaste
para donárselas a un gato callejero
despojarte de la tuya propia.
Como las seis vidas que te arrancaste
para donárselas a un gato callejero
porque la amenaza constante de modernidad
no se te antoja nada peligrosa
y eres adicto a la adrenalina.
Adicto a la adrenalina de sofá de casa,
de tarde de un día menos malvado que el domingo
compartiendo dificultades motoras
y dislexias sensoriales.
Creo recordar que eres lo más cercano a un escalofrío por calor,
no se te antoja nada peligrosa
y eres adicto a la adrenalina.
Adicto a la adrenalina de sofá de casa,
de tarde de un día menos malvado que el domingo
compartiendo dificultades motoras
y dislexias sensoriales.
Creo recordar que eres lo más cercano a un escalofrío por calor,
a una sinestesia de tu voz en mis pupilas,
y tu olor entre los dedos.
Recuerdo encontrar un día
esa mirada infinita que acabaste perdiendo entre otra gente.
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