Un pie tras otro querido
nunca supiste el camino;
una mirada perdida
creyendo haber visto el destino;
y un alma tan sucia como vacia,
como chorretones, de lo que un día
fueron caricias prohibidas.
Nudos en la garganta
deshechos con dulces lágrimas,
ocultas tras los ruidos
de multitud de existencias vanas.
Lloros que nunca revelaste,
que nunca tuvieron presencia,
ocultos, mudos, cubiertos
hasta ser poco mas que indecencia.
Y en medio de aquel alboroto
un desgarro acalló todo,
un inocente rompiendo
todas sus capas de piel desde dentro.
Ave felix que renace
comienza otro tortuoso trayecto.
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