Seremos las despedidas
amargas sabor a café,
besos en veredas ajenas
que no querrán, ni sabrán volver.
Seremos las hojas arrancadas de la rama
justo antes de hacer el esfuerzo por florecer,
potenciales capullos mustios
con desordenes alimenticios.
Seremos las pelusas oscuras
mecidas por el viento,
que parecen tener vida
por un infinitésimo momento.
Seré la marcha que ensucie tu piel,
la musa detrás de la mirada vacía
que inspire canciones de amor
sobre tu melancolía.
Serás la herida en mi brazo
que se niegue a desaparecer,
la prueba de una historieta
que no se podrá creer.
Seremos seres inmundos,
vistos desde el cielo,
pequeñas motas de polvo
que se olvidaron de mutuo acuerdo.
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