Ahora mismo Bukowski, tú y yo
nos confundimos en un vórtice astral
del que solo se puede salir entero, y soltero
si se come ensalada y se practica ejercicio regular.
Regularmente mal, tres días a la vez,
dos semanas por día
y una noche
como Sherezade, estando lejos
o cerca, o cercanamente lejos,
o más lejos si te acercas.
Acabo de caer en la cuenta
de que cualquier jorobado, en cualquier Notre-dame
puede reírse de mí.
Reírse de como mezclo el color perfecto
con el segundo equivocado, y la boca se me antoja gris.
Cenizas contaminadas de un candelabro imaginario
exhalo a la par que contribuyo al efecto invernadero.
Reírse de como los litros de café endulzan
una personalidad amarga, o amargada.
Confieso que sí sé definirme aunque lo niegue
es que odio la figura 'ciudadano común'
sangre tipo A pesimista, DNI capicúa y nombre con rima asonante.
La mayor revolución que conozco se llama la no-merienda
y se manifiesta rebeldía con chanclas y calcetines.
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