7.25.2017

Madurez


¿Y si esas ventanas del alma no fueran más que invenciones extrañas?
¿Como puedes asegurar que estas, son tus palabras?
Grita y se retuerce, creyendo saber por fín, que en realidad no sabe nada.
Y es cuando, con los años, te das cuenta
que los daños no hacen más que apartar la manta,
te dejan descubrir el mundo, sin tapujos ni máscaras.
Y llora por ello, ya sin lágrimas,
por haber creído en los cuentos de hadas,
por sentir la esperanza tenue, de tener algún día la paz soñada.
¡Felicidad! ¡Qué cruel invento! ¡Qué triste nada!
Felicidad prometida por muchos y muchos años idealizada.
¿Y si no hay más que esto querido, por qué desperdicias tu mala pata?

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